Visitas de enfermos

Obras son amores

En nuestro mundo de hoy crece de manera imparable la soledad y el desamparo de los ancianos o de personas cuya enfermedad les  mantiene alejado de las relaciones sociales. Son muchos quienes pasan gran parte de sus días sin hablar con nadie. El ritmo vertiginoso, las obligaciones laborales, los muchos medios de diversión y esparcimiento aumentan la soledad y el desamparo.

Visitar a los ancianos y enfermos en sus casas, escuchar sus historias y sentimientos, ofrecerle calor humano y compañía es una misión que ha ido acompañando la vida de la Congregación desde sus comienzos:  “En la vista a enfermos y ancianos tengan en cuenta sus necesidades materiales y espirituales, causadas a veces por la incomprensión, el abandono y el desamor. (Art. 87 D)

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