Experiencias
Obreras del Corazón de Jesús
Queridos jóvenes:
Mi nombre es Juani y soy de Villanueva de Córdoba.
Cuando pensaba en el testimonio que podía compartir con vosotros me venía a la mente algo que me acompaña a lo largo de la vida aunque yo en muchas ocasiones no me he dado cuenta o lo he querido ignorar. Y es que la historia de Dios en mi vida ha sido una historia de AMOR. Desde siempre Dios me ha amado. Y porque me amaba, Dios me llamó a la vida religiosa. Y lo más importante es que Dios me sigue amando cada día más.
Como os puede pasar a todos vosotros a mí hay días que me cuesta ver el paso de Dios en mi caminar. Pero, Dios camina conmigo. Dios camina con nosotros a pesar de nuestras debilidades y de nuestros pecados.
También quiero compartir con vosotros cómo fue mi paso a decir sí a la llamada de Dios a la vida religiosa.
Mi familia era una familia cristiana “normal”. Mis padres me habían bautizado y también había hecho la primera comunión. Pero después ya empecé a no querer saber mucho de la Iglesia. Iba algunos domingos a misa pero ya está. No se me había perdido mucho allí.
Yo no le sentía, pero Jesús caminaba a mi lado desapercibido. No tenía entonces experiencia de Él, al contrario, estaba viviendo experiencias muy negativas que iban marcando mi vida personal. Pero después me he dado cuenta de que el Señor no me estaba dejando sola. Él iba escribiendo su historia de amor pero a su manera no a la mía.
Cuando era adolescente hubo unas misiones populares en mi pueblo y aunque yo no quería muy bien ir me llevaron casi “obligada”. Al final me alegré mucho. Nos lo pasamos muy bien con aquellos misioneros. Y empezó a pasare no sabía lo que era. Solo que me sentía inquieta por saber cosas de Jesús; por acercarme a la confesión y a la Eucaristía pues llevaba muchos años que no lo hacía.
Y así comencé de nuevo a acercarme a la Iglesia. Primero en un grupo joven que salió de aquella misión. Después me apunté a confirmación en mi parroquia. Era un grupo que no me gustaba, pero no dejé de ir a la catequesis. También ahí estaba el Señor escribiendo su historia en mí.
Después conocí, a través de una amiga catequista, a las hermanas. Tiempo atrás yo había dicho que no se me había perdido nada con las monjas cuando una vecina me invitó al funeral de la Hna. Juanita Méndez a la que yo no conocía, ni tampoco quise ir. Pero Dios estaba ahí y quién sabe si este no fue uno de los primeros milagros que ella hizo.
Empecé a frecuentar la casa. Participaba en los encuentros que ellas y otras religiosas que había en el pueblo organizaban; cuando pasaba por la parroquia y estaba abierta me paraba un ratito con el Señor. Iba sintiendo en mi interior que Dios me pedía algo más.
Me preguntaba en mi interior qué quería Dios de mí. Estaba esperando que me llamara por teléfono. Si hubiera habido wassap seguro que esperaba que me escribiera. Pero no lo hizo nunca. Bueno no lo hizo como yo quería que lo hiciera. Lo hizo a su manera. Y me hablaba a través de las personas con las que compartía mi vida; a través de los acontecimientos que me iban ocurriendo. De aquellos que eran alegres y de los que no lo eran tanto.
Me costó decidirme, pero el Señor me dio la fuerza para decírselo a mis padres que era lo que más me costaba pues ellos no lo aceptaron. Y entré en la Congregación de OCJ. Hace ya 23 años.
Perdonad si me estoy alargando, no quiero. Solo quiero deciros que da igual dónde: puede ser en el pueblo o en otro lugar. Da igual cómo: puede ser formando una familia, en la vida religiosa, o quién sabe si en algún país como misionero. Da igual con quién: con aquellos con quienes he elegido estar o con aquellos que tú no has elegido. Lo importante es que sintamos la presencia de Dios en nuestras vidas. Que sintamos cómo el camina siempre a nuestro lado y nos da fuerzas para afrontar las adversidades. Y, sobre todo, que sintamos su amor predilecto por cada uno de nosotros. Así como somos.
Me gustaría terminar con la letra de una canción:
Escucha el sonido que nace del alma, atiende al canto de Dios. Baila la danza que pide tu entraña al ritmo que ha puesto tu Dios.
Abre los ojos y vive confiada sintiendo intenso el amor. Descubre presente su fuerza en tu vida impulsando tu corazón.
Pasea descalza la tierra sagrada vivida con pasión. Vuela confiada atraviesa huracanes contigo está tu Señor.
Crea caminos, expresa tus sueños, resiste frente al dolor. Respira profunda, la vida te espera, a tu lado está tu Señor.
Escucha el sonido que nace del alma, atiende al canto de Dios.
¿Quiéres contárnoslo?
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