¿Y por qué no yo?
La Mies es mucha
Existe una pregunta que puede estar pasando por la cabeza de muchos jóvenes y quizá no tan jóvenes: ¿Será que Dios me llama? Hay un momento concreto de la vida en el que empieza a darnos vueltas en la cabeza la idea de que Dios quiere un poquito más de nosotros.
Es normal que cuando uno comienza a construir su futuro surjan muchos interrogantes. También interrogantes que se le plantean a Dios: ¿qué esperas de mí?, ¿cómo puedo ser feliz? ¿Qué quieres que haga? Pues bien, será Él quien nos dará las respuestas.
El miedo aparece también junto a la llamada, pero también está la certeza de que si sientes la llamada, es porque podrás responderle. Como dice el Papa Benedicto XVI: ¡No tengáis miedo de Cristo! El no quita nada, y lo da todo.
Si sientes la llamada de Dios acude a la oración. Si le buscamos con sinceridad, humildad, generosidad, lo encontraremos. Al encontrarle entablaremos amistad con El, lo trataremos, lo conoceremos, y conoceremos qué nos pide.
Si sientes la llamada de Dios a la vida religiosa frecuenta los sacramentos. Cuanto más le tratemos, más fácil será conocerle y amarle. Amándole será más fácil el camino.
Si sientes la llamada de Dios busca quien te pueda acompañar en el camino. Es importante porque ayuda a entender muchas cosas.